¿A dónde irá España si Sánchez indulta a Junqueras?
(26/05/2021) El Gobierno no debe olvidar las pasiones sociales y políticas que de repente despertó la crisis de 2017 en Cataluña.
(Original publicado: 26/05/2021)
El informe del Supremo no puede ser más contundente. En ningún caso procede el indulto de los 12 condenados separatistas del juico del procés en 2019 desde la perspectiva judicial. No han sabido leer e intepretar la sentencia original, no han sabido leer e interpretar puntos fundamentales del Código Penal y en vez de presentar algún argumento jurídico sólido en torno al concepto real del indulto, han optado por "la apertura pública de un trámite para hacer llegar al Gobierno de la Nación sus quejas por la respuesta judicial a los hechos que fueron objeto de enjuiciamiento". Reprimenda especial merecen las palabras de Jordi Cuixart, ha opinado el Tribunal, pese a ser sólo uno de los dos condenados que se han molestado en redactar un escrito sobre las peticiones de gracia que les afectan. "Esta Sala no puede hacer constar en su informe la más mínima prueba o el más débil indicio de arrepentmiento".
Tras esas palabras del Tribunal Supremo del Reino de España, un Presidente del Gobierno en una democracia constitucional moderna, asentada en un Estado de derecho, y del partido que sea, en teoría no puede de ninguna manera sopesar la concesión del indulto por razones políticas. Pedro Sánchez, sin embargo, parece dispuesto a intentarlo. "La vocación que debemos tener todos los políticos por superar fracturas, por reencontrarnos, por construir concordia y convivencia", dijo ayer: "El Gobierno de España, es lo que va a hacer". Hoy ha reptido la idea en el Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional: "Hay un tiempo para el castigo, y hay un tiempo para la concordia [...] el Gobierno de España tomará una decisión en conciencia a favor de la convivencia entre todos los españoles". Nada indica que no esté a punto (relativamente) de apretar el botón del indulto de manera absolutamente temeraria, si de constituciones, naciones y leyes hablamos.
Escribí hace dos años desde Madrid, durante el juicio del procés, que una Constitución no sólo es la ley de leyes sino también la forma en la que las élites reparten el poder en un territorio, y que lo que estábamos viendo era a unas juzgar a otras según esa norma suprema nacional, de la emanan la autoridad tanto del Gobierno como del Tribunal Supremo. Una Justicia tan igual para todos como sea posible es una, o incluso la, base fundamental de la convivencia entre 47 millones de personas. Vox ha dicho que llamarán a los españoles a la calle en caso de que el Gobierno finalmente indulte a los presos, y no me extrañaría ni que los demás partidos de la oposición se apuntaran al gesto ni que tuviera una amplia acogida entre muchos españoles y en muchas ciudades del país, no sólo Cataluña. El Gobierno no debe olvidar las pasiones sociales y políticas que de repente despertó la crisis de 2017 en esa comunidad autónoma. Hablamos de los sentimientos de todos los ciudadanos hacia la Nación y su Justicia.