Apuntes adicionales sobre Twitter y Musk
🔊En vez de introducir un sistema más justo y transparente para todos, el milmillonario se ha ido al otro extremo ideológico de forma arbitraria.
Enseguida volvemos con los artículos sobre España pero varios lectores han preguntado esta mañana por mi decisión sobre Twitter a raíz del comportamiento de Musk esta semana. Cada uno lógicamente es libre de opinar lo que quiera y llegar a sus conclusiones, es un tema complejo, y estar o no de acuerdo, pero aquí explico un poco más mi decisión.
Antes, había cuentas suspendidas, pero creo que hay que diferenciar entre el concepto de Twitter como espacio de comunicación e información, esa esfera pública global para las noticias mundiales, y Twitter como campo de batalla ideológica, y luego la tener en cuenta la forma, el proceso, de llegar al baneo de quien sea.
Antes, había unas normas y un proceso—viciado, oscuro, no transparente (como sospechábamos y como ahora alguno de los Twitter Files ha confirmado)—pero un proceso interno entre varios para aplicar esas normas internas sobre discurso de odio o lo que fuera de algún modo, y de evaluar la cuenta que fuera según ellas.
Antes, que yo sepa, no hubo problema de baneo masivo de periodistas o políticos. La parte viciada del proceso de baneo previo, opaco, inaccesible, tocaba el concepto de Twitter como campo de batalla ideológica, no como espacio de comunicación e información.
Ahora, en lo que han publicado sobre los Twitter Files, lo que vemos es un proceso entre varios ejecutivos para intentar aplicar esas normas previas de la compañía sobre discurso de odio, etc. No era un consenso cerrado. Hay gente en esos mensajes que disiente.
Ahora, Musk ha usado la misma herramienta que usaban antes para prohibir los enlaces sobre Hunter Biden para prohibir todos los enlaces a Mastodon.
Ahora, a nivel sistémico, desde que llegó a finales de octubre, Musk no ha corregido ese proceso viciado, oscuro, opaco, escorado hacia el baneo ideológico (que no comunicación e información), para volver a introducir más equilibrio para todos. Ha optado por la arbitrariedad fuedal, el extremo opuesto.
En vez de mejorar las normas existentes y poner un mejor mecanismo para evaluar la conducta de quien sea según esas normas mejoradas, más equilibradas, más justas, y con decisiones más transparentes, ha decidido banear según sus emociones personales en cada momento. Y se ha cabreado con un grupo muy concreto: los periodistas, los medios.
¿Según sus emociones personales en cada momento porque discurso de odio o porno o niños o conducta generalmente reprobable X? No, porque unos periodistas informaron de forma normal sobre él y le hicieron preguntas normales y educadas sobre su conducta. Clic. Borrados. Todas sus informaciones previas, todas sus relaciones con sus lectores.
Y el cabreo el otro día le llegó a tal nivel que no sólo borró a los periodistas, sino que cerró y borró el mismo documento audio (el Twitter Spaces) en cuestión, la grabación donde le hacían preguntas normales en tono educado, y acto seguido borró Twitter Spaces entero durante un día.
¿Encaja todo esto de Musk y Twitter en la evolución y la Historia de la política y los medios de forma más amplia? Desde luego.
Si antes se había escorado el proceso, viciado, hacia el lado progresista, o incluso comunista totalitario, según las intepretaciones y opiniones, ahora Musk, en vez de introducir más sensatez, transparencia, justicia y razón, que sería el enfoque liberal, centrista, Ilustración, democrático, ha optado por el camino MAGA, populista, arbitrario, feudal, hasta protofascista si entendemos un poco las raíces del fascismo histórico.
Ahora parece decidido a potenciar la dinámica de bloqueo ideológico en el sentido contrario: los que le compren el tick azul, el nuevo símbolo de los fanboys del Twitter MAGA de Musk, podrán votar de forma tribal qué cuentas banear o desincentivar. No es difícil adivinar cómo acabará eso.
Las acciones de Musk en los últimos dos meses dejan claro que concibe Twitter, su nuevo coto privado, como un elemento mayor en una lucha ideológica, como ese campo de batalla ideológica, no como una mejorada esfera o plaza pública mundial de comunicación e información para todos.
Así que llegados a ese punto, yo llego a mi conclusión y reduzco a la mínima expresión la actividad en Twitter. Ya no es un lugar propicio para hacer periodsimo. He quitado la app. Ya no va a ser el hábito informativo diario donde publicar todo al instante. Seguiré informando de y analizando España como siempre aquí en el Substack. Gracias por leer y por garantizar este trabajo.