Día 1: Comienza el juicio por la muerte de Gabriel Cruz
(09/09/2019) La acusada no tenía intención de matar al niño, asegura su abogado. Había una posibilidad de salvarle, asegura la acusación particular.
(Original publicado: 09/09/2019)
Es "muy difícil transmitir el dolor" de los padres de Gabriel Cruz al tribunal, ha asegurado su abogado, Francisco Torres, tras un contacto "casi a diario" con ellos desde la muerte de su hijo en marzo de 2018: "no cabe tanta maldad".
Ángel Cruz y Patricia Ramírez no han estado presentes en la primera sesión del juicio.
La acusada, Ana Julia Quezada Cruz (República Dominicana, 1974) ha llegado al tribunal con la apariencia cambiada comparada con el aspecto que tenía en las fotos conocidas desde hace un año y medio: el pelo alisado, sin gafas y vestida de blanco.
Afectada durante la sesión, daba vueltas a un pañuelo blanco que llevaba en la mano e intentaba contener sus lágrimas en repetidas ocasiones. La magistrada que preside el juicio, Alejandra Dodero, ha ordenado al agente de la Policía Nacional que le quitara las esposas.
"Aquí no se discute que hay una muerte", ha asegurado el abogado de Quezada, Esteban Hernández Thiel: "incluso nos consta que la acusada lo lamenta profundamente". Ha subrayado, sin embargo, las diferencias entre los relatos de la Fiscalía y de la acusación particular, que la acusación particular también ha resaltado, pero por otras razones.
Gabriel Cruz vivía habitualmente con su madre, Patricia Ramírez. Su padre, Ángel Cruz, disfrutaba de un régimen de visitas de fines de semanas alternos además de visitas los martes y los jueves. El 27 de febrero de 2018, estaba con su hijo y la acusada en el pueblo de las Hortichuelas (Almería) para pasar tiempo en la casa de la abuela paterna. El Sr. Cruz trabajaba ese día en Vicar.
Tanto la Fiscalía como la acusación particular sostienen que a las 15:30 horas ese día, tras la comida, el niño decidió irse a jugar a la vivienda de los primos, a unos 100 metros de distancia. La acusada salió "inmediatamente" después y le interceptó en el camino en su vehículo marca Nissan, convenciéndole de que se subiera para irse con ella a pintar en otra finca de la familia en Rodalquilar, a unos 3 ó 4 kilómetros de distancia.
Ella mostró "una actuación meditada, fría", según la Fiscalía, y el niño, "ante la confianza" que le suponía una pregunta de la pareja de su padre, "accedió a ello".
La defensa, sin embargo, ha sostenido que Quezada abandonó el domicilio unos 10 minutos más tarde, sobre las 15:40 horas, y que había preguntado previamente no sólo a Gabriel sino a la abuela de este si querían ir ambos a pintar la casa en Rodalquilar con ella, "una finca donde nadie te va a escuchar", en palabras de Francisco Torres, para la acusación particular.
"No casa con que ella estuviese pensando en matar al niño", ha asegurado el Sr. Hernández Thiel.
Una vez en Rodalquilar, Quezada mostró un "absoluto desprecio" hacia la vida de Gabriel, ha asegurado la Fiscal, Elena María Fernández, y "a sangre fría" empleó una "repentina, inmediata, imprevisible" fuerza "desproporcionada", tirando al niño contra el suelo para luego asfixiarle, cavar un pozo con una pala e intentar seccionarle el brazo a la altura de la muñeca para meterle en el hoyo.
"El menor Gabriel Cruz murió el mismo día de la desaparición". No podía esperar, ha dicho la Sra. Fernández, que la pareja de su padre le hiciera eso y dada la actitud de la acusada y su superioridad física, no tuvo "opción ninguna para salir de esa finca con vida".
La acusación particular también ha subrayado la "frialdad" de Quezada, quien primero "comenzó a golpear" a Gabriel "de forma repetida"—"una manta de palos", en palabras del abogado—produciéndole una hemorragia y edema cerebrales, antes de proceder a asfixiarlo.
En un gesto dramático ante el tribunal, el Sr. Torres se ha tapado la boca con ambas manos, insistiendo que sería imposible, dadas las contusiones descritas en el informe forense, que Gabriel muriera sólo por asfixia, como sostiene la Fiscalía.
En contra de la tesis de la Fiscalía, el letrado ha sostenido que tras el ataque, Gabriel estuvo "cerca de una hora con la posibilidad de salvarse, con una llamada". Una llamada que no llegó a hacer la acusada, quien vio que "aún respira" el niño, "lo ve balbucear" "y ahí lo asfixia".
La defensa de Quezada ha sostenido que su cliente no tenía intención de matar a Gabriel. El niño, ha asegurado, fue quien cogió el hacha para amenazar e insultarle a ella, diciéndole que papá debería estar con mamá y no con ella, y llamándole "una negra fea".
Ante la actitud del niño, la acusada fue a "taparle la boca para que no profiriera más insultos". Esa acción habría llevado a la muerte del menor, pero no de manera intencionada.
Quezada "se negó a contestarle al juez sobre por qué desnudó al niño", ha dicho el Sr. Torres. Ha admitido que no se puede demostrar la razón pero ha sugerido de todos modos ante el jurado que era para descuartizarlo. La acusaba negaba la sugerencia con la cabeza mientras escuchaba la teoría, y de nuevo intentó contener sus lágrimas.
Durante la búsqueda de Gabriel, Quezada "acudía prácticamente a diario a la finca de Rodalquilar", según el escrito de acusación de la Fiscalía, a sabiendas de que allí tenía escondido el cadáver, que metió en el maletero del coche el 11 de marzo, para intentar trasladarlo "a un invernadero", mientras profería "expresiones carentes del más mínimo sentido de humanidad".
Está previsto que el tribunal escuche la grabación de dichas expresiones la semana que viene.
Mientras, simuló afección y estar compungida y aseguraba a los padres del menor que "hoy le vamos a encontrar".
Llegó a aparecer, según el escrito de acusación de la acusación particular, en la manifestación solidaria con una camiseta con el lema "todos somos Gabriel". La Fiscalía ha asegurado que su actuación en aquellos días era un "absoluto desprecio al estado emocional de los padres", "una simulación, manipulación [y] farsa" notoria y pública, combinado con una "sobre-actuación" en los medios.
"Dormía a diario con el padre", durante la búsqueda, ha apuntado el Sr. Torres.
Los padres han visto gravemente afectada su salud por una persona "en su más íntima entorno familiar", sufren estrés pos-traumático y necesitan aún tratamiento con farmacoterapia y psicoterapia.
"La intención de la acusada en los días posteriores no era aumentar el sufrimiento" de los padres, ha contestado el Sr. Hernández Thiel para la defensa, sino "descargarse de ese peso que llevaba encima" por la muerte no intencionada del niño: "no huyó del país".
"Se habla de premeditación", ha dicho, pero eso sería "una chapuza enorme" como plan, con la cantidad de medios y personas que llegaron para ayudar.
La acusación particular ha sugerido también un móvil doble para el crimen: económico en relación al valor de las fincas—extremo que Quezada ha negado con la cabeza mientras hablaba el abogado—y que Gabriel le "incomodaba" en su relación sentimental con Ángel Cruz, por el regimen de visitas.
¿Su intención real era "matarle o acallarle"?, se ha preguntado el Sr. Hernández Thiel: ¿buscaba hacer daño a los padres, "o era que no sabía en qué embrollo se había metido"?
La Fiscalía ha recordado al jurado que "deben hacer un esfuerzo por abstraerse" con toda la atención mediática que ha recibido el caso, pero que "todos tenemos hijos, nietos, sobrinos" y que "vamos a defender el principal derecho que recoge nuestra Constitución, que es el derecho a la vida".
"[Nuestro] único interés, como debe ser el suyo, es el hecho de hacer justicia."
"Tengo la convicción jurídica que Ana Julia Quezada asesinó a Gabriel Cruz", ha concluido la Sra. Fernández.
La teoría de la imprudencia no se sostiene, ha argumentado la acusación particular, cuando se trata de "alguien tan rematadamente mala como la acusada".
El papel de la defensa, ha dicho el Sr. Hernández Thiel, es "pretender que se equilibre la balanza" de esa Justicia.
La magistrada ha aceptado dos informes periciales adicionales propuestos por la Fiscalía para facilitar una mayor comprensión de los hechos al jurado: un reportaje fotográfico del lugar de la desaparición de Gabriel y un informe económico que cuantifica las labores de búsqueda para intentar encontrarle.
Ana Julia Quezada Cruz (República Dominicana, 1974) está acusada de asesinato con respecto a la muerte de Gabriel Cruz, 8 años, en marzo de 2018, de dos delitos de lesiones psicológicas, con respecto a los padres del niño, Patricia Ramírez y Ángel Cruz, y de un delito contra la integridad moral, con respecto al padre.
El juicio sigue mañana a las 09:30 horas en la Audiencia Provincial de Almería con la declaración de la acusada y los testimonios de los padres de Gabriel y de otros familiares. El jurado de 9 personas, compuesto de siete mujeres y dos hombres, está presidido por la magistrada Alejandra Dodero. La Fiscalía solicita la prisión permanente revisable.