El órdago de Sánchez con las elecciones generales
A los españoles les tocan ocho semanas más de relatos populistas polarizados.
Nadie esperaba que Sánchez hiciera eso. La campaña había terminado, la derecha había vencido, Vox había crecido y hasta el verano tocaba interesarnos por las negociaciones de coalición entre Feijóo y Abascal mientras el Gobierno de coalición asumiera en nombre de España la Presidencia de la Unión Europea a partir del 1 de julio hasta diciembre, cuando habría elecciones generales en las que, a tenor de los resultados de ayer, procederían a perder Pedro Sánchez, los socialistas y Podemos y el país iría a una coalición nacional entre los conservadores y la extrema derecha.
“He comunicado al Jefe del Estado la decisión de convocar un Consejo de Ministros esta misma tarde para disolver las Cortes…”, ha anunciado Pedro Sánchez sobre las 11:15 de la mañana. Elecciones generales inmediatas. Para el 23 de julio, con medio país en la playa. No ha terminado la campaña electoral. Ahora nos tocan otras ocho semanas enteras de retórica política polarizada las 24 horas del día en telediarios y redes sociales. Un órdago a lo grande, un todo o nada, una jugada audaz en respuesta a una derrota potente. Carpe diem. Alea iacta est. Hagas lo que hagas, que parezca un avance. Ahora ya el telediario de este mismo mediodía hablará de la apuesta arriesgada del Presidente del Gobierno en vez de tanta victoria de la derecha anoche.
Ha empatado en relato, aunque la derecha mantiene el moméntum real. Parece una jugada bastante suicida vistos los resultados de anoche.
Frente a la derrota de Podemos y Ciudadanos ayer, a nivel de esa narrativa y de los argumentarios incesantes que nos vienen en las próximas semanas, desde hoy mismo, ¿ahora quién queda como protagonista en la izquierda para salvar a los españoles porque viene “el lobo de la ultra derecha”? Sánchez. Podemos y Sumar e Izquierda Unida y los grupillos de izquierdas regionalistas tendrán cero tiempo para organizar nada a su manera como tenían pensado. Ahora sólo podrán decididr si ir juntos o no y con algún tipo de programa y mensaje simplista y pa’lante para ver si alguien les vota sabiendo que juegan a eso y que a voto dividido, más lobo. Porque ocho semanas para organizar todo eso es poco tiempo desde la perspectiva de los partidos, aunque desde los salones y los bares, para los ciudadanos, la turra va a ser mayor y el comienzo del verano muy largo.
Falta por saber si el Presidente del Gobierno echará a Podemos del Gobierno de coalición mientras. Sería una decisión lógica.
Ahora el 1 de julio, España asumirá la Presidencia de la Unión Europea, en plena guerra entre Rusia y Ucrania, en condiciones de máxima incertidumbre política interna. Y si hablamos de Putin y está en juego todo eso, habrá que estar atentos a posibles interferencias ilícitas en las elecciones desde Moscú. Podemos suponer que Sánchez será el candidato socialista a las elecciones; tendría sentido a nivel electoral, a nivel del relato y a nivel de sus propios intereses, pero quién sabe. Evita así, al menos, otros seis meses de desgaste constante de su imagen personal. Para agosto cuando estemos en la playa, o tendremos a Sánchez para otros cuatro años más o Feijóo estará negociando su coalición con la extrema derecha y los líderes europeos estarán haciendo preguntas sobre qué acaba de pasar en España.
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