Elijan su extremismo: PP-Vox o PSOE-Bildu
Reconquista, toreros y vírgenes o destrozos separatistas terroristas woke.
El PP, desde la derecha, vende a los suyos que el diablo se llama el PSOE con Bildu, que los socialistas y los separatistas terroristas van a destrozar España y convertir los trozos que queden, una vez establecido el Estado Plurinacional de los Enemigos del Reino, o una vez que hayan entregado directamente la independencia del País Vasco y Cataluña, en una república feminista woke que ensucia la inocencia de la educación de los niños, que está abierta a todos los inmigrantes que quieran llegar a alguna playa en patera, y que no pretende trabajar más de cuatro horas a la semana mientras gasta miles de millones de euros que no tiene en ocurrencias ideológicas poco serias y ahoga a los empresarios, a los propietarios y a los ricos a base de impuestos cada vez más exigentes y una normativa sofocante ideada por una malvada trama globalista quitalibertades.
El PSOE, desde la izquierda, vende a los suyos que el diablo se llama el PP con Vox, que los conservadores y la nueva ultra derecha van a encerrar de nuevo a España en un convento de clausura para cantar todos juntos el Cara al Sol cada tarde en la salida a los toros, recentralizar si pueden las competencias autonómicas de los amigos catalanes y vascos, destruir el progreso en derechos LGTB, promover la violencia contra las mujeres, desentenderse de los problemas mundiales del Siglo XXI como el cambio climático o la inmigración, enmarañar a todos en debates conspiranóicos sin fundamento en la ciencia y la razón, y someter de nuevo a los trabajadores bajo el yugo de las presiones laborales y económicos de empresarios, propietarios y ricos que se únen al nuevo complot internacional anti-liberal nacionalista xenófobo excluyente y anacrónico.
Aunque los cuentos exagerados podrían parecer alejados de la vida real del ciudadano ordinario, que sólo quiere vivir un poco más en paz mientras lidia con la engorrosa burocracia que corresponda a su nivel de vida, cada bando insiste constantemente en proveer de munición al discurso ideológico y la narrativa terrorífica del otro. Rufián exige efectivamente más independencia para Cataluña para seguir apoyando al PSOE. Abascal efectivamente se ha visto con Orban en Budapest para celebrar la nueva reconquista y prometer cargar juntos contra Europa. Otegi y Bildu, que incluyeron a 44 terroristas en sus listas electorales de mayo, afirman que habrá separatistas revolucionarios a espuertas en el País Vasco y Cataluña como gane el PP-Vox a nivel nacional. En Valencia, el PP y Vox han corrido a nombrar a un torero consejero de cultura, a firmar acuerdos delante de iglesias y a ordenar quitar banderas LGTBI para poner estatuas de virgenes nada más entrar en el Ayuntamiento. Cada bando carga contra el otro, erige al otro en enemigo terrorífico y vive convencidísimo de su propia versión de “España”. Ambos bandos se retroalimentan así pero ahora el centro racional, que hacía de contrapeso contra aún más polarización y cabreo emocional, ya no existe. Quedan cinco semanas para votar todos el 23-J.
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