En Dos Cataluñas, Netflix ensalza a Puigdemont y echa la culpa a Esquerra
(7/10/2018) Carles Puigdemont es el rey del documental.
(Original publicado: OCT 7, 2018 AT 5:08 PM)
El Rey, Rajoy, el PP y los antidisturbios, los antagonistas
El País, la Cadena SER y El Diario copan el bloque mediático
Si se quiere, se puede incluir una gran cantidad de explicaciones y perspicacia en un documental de dos horas. Netflix, con Dos Cataluñas, ha elegido un formato que mezcla decenas de entrevistas, la mayoría con políticos y periodistas, y ha salido un programa que refuerza de manera más o menos sutil la narrativa separatista y omite decenas de elementos clave que explicarían mejor a los espectadores por qué la crisis se convirtió en—y sigue siendo—un problema tan grande e inextricable en España.
A pesar del título, el documental pasa mucho tiempo enmarcando a Cataluña contra España, a Cataluña contra Madrid, a Cataluña contra el Partido Popular (entonces en el poder) o a Cataluña contra el (malvado) Estado español. No salen las demás comunidades autónomas, que funcionan bajo el mismo sistema constitucional pero donde no hay ninguna crisis nacionalista actualmente.
Espectadores y periodistas han comentado desde que se hizo público el documental el 28 de septiembre que no lo hace mal o que parece ser bastante imparcial, pero un análisis más detallado de los tiempos, los protagonistas, los mensajes y los marcos narrativos sugiere lo contrario.
(Puede examinar este análisis en detalle en la hoja de cálculo completo aquí (Google Docs, abierto, dos hojas, "Estructura" y "Protagonistas"). Deje sus comentarios aquí en el Patreon o en Twitter)
Carles Puigdemont es el rey del documental: hay 688 segundos de entrevistas o declaraciones de Puigdemont, más del doble de tiempo que reciben todos los demás. Y ese cálculo es sólo Puigdemont: no incluye el tiempo que otros pasan hablando de Puigdemont. Puigdemont aparece 40 veces a lo largo de las dos horas, de nuevo muchas más veces que cualquier otra persona en el documental (Inés Arrimadas, 25, la "multitud separatista", 14, John Carlin, 14);
A los periodistas les encanta Carles Puigdemont: en la sección donde se le presenta, los juntaletras opinan sobre su carácter: "Un buen hombre […] un patriota catalán independentista de nacimiento” (Iñaki Gabilondo, El País); "Él dice que no lidera al partido, sino que lidera al país" (Toni Martínez, Cadena SER); "Un gran arrojo y una gran valentía, de un gran patriotismo” (Antoni Bassas, Ara); “Secesionista pata negra…" (Xavier Vidal Foch, El País); "O es un genio de la estrategia […] o ha llevado esta situación a un fracaso completo" (Raphael Minder, New York Times); “un convergente que piensa como si fuera de izquierda y actúa como si fuera de la CUP" (Vicent Partal, Vilaweb);
La presentación de Carles Puigdemont es dos veces más larga que la de Arrimadas: 192 segundos frente a los 99 segundos para la líder de Ciudadanos en la comunidad autónoma. Este patrón se mantiene en el resto del programa: a ella le dan menos de la mitad de tiempo total (330 segundos) que a Puigdemont (688 segundos). Puigdemont es el único líder político que sale en su propia presentación; por el contrario, en la presentación de Arrimadas, salen los líderes de varios otros partidos, y si bien la presentación de Puigdemont es casi todo un gran halago, para Arrimadas meten a David Fernández de la CUP durante 8 segundos para dejar claro que Ciudadanos representa el odiado "régimen y de las cloacas del Estado".
Carles Puigdemont sale el primero y el último: la introducción y el final de un programa son especialmente relevantes, obviamente, y Puigdemont es el primero que sale hablando de manera individual en el documental y al final le dedican los últimos 66 segundos enteros para hablar de los "caganers". Le dan los argumentos de apertura y de cierre;
El PDeCat recibe más tiempo en el bloque separatista, por un margen amplísimo: Las personas relacionadas con el PDeCat salen 62 veces (vs. 19 para Esquerra y cuatro para la CUP) y hablan durante 995 segundos (vs. los 290 de Esquerra y los 36 de la CUP), más del triple de tiempo que el principal partido rival de Puigdemont en la política catalana. Nadie de Esquerra recibe más de 100 segundos de comentarios (vs. dos oradores del PDeCat, la “multitud separatista” y los “jóvenes anónimos”);
Echan la culpa de la declaración de independencia a Esquerra: en la cuarta parte del programa, Carles Puigdemont explica que él estaba preparado para convocar elecciones anticipadas si eso, a cambio de "un regreso a la normalidad" y la no aplicación del 155, que incluiría la liberación de la cárcel de los Jordis. Xavier Vidal Foch (El País) afirma que “La decisión de convocar elecciones estaba tomada”. Enric Juliana (La Vanguardia) explica que “Esquerra hace todo lo posible para frenarle, para ponerle dificultades, y cuando él está decidido, le acusan de traidor”. Sale el famoso tuit de Gabriel Rufián, “155 monedas de plata”, e Inés Arrimadas remata, “se lo comieron los suyos”. Carme Forcadell (Esquerra) se pone a contar los votos y a declarar la república en el parlamento catalán. Según esta sub-narrativa, Puigdemont es casi una víctima.
Después de Puigdemont, el siguiente protagonista separatista es la "multitud separatista": los que corean la independencia reciben casi el mismo tiempo como colectivo (316 segundos) que la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas (330 segundos). A esto le podemos añadir los 109 segundos de los “jóvenes anónimos”, cuyos comentarios son casi todos a favor de la independencia. “Puigdemont y el pueblo” lideran el bloque separatista, por un margen muy amplio.
En general, a los separatistas les dan más tiempo: salen un 5% más (136 veces frente a las 119 de los constitucionalistas) y hablan un 8,6% más (2139 segundos frente a los 1670 de los constitucionalistas, o el 38.9% frente al 30.3%), o frente a Podemos (2,9%) o a los periodistas y comentaristas (27,9%);
Los periodistas de izquierdas copan el bloque mediático: los periodistas o comentaristas de El País, la Cadena SER y El Diario ganan los seis primeros puestos en este bloque (899 segundos en total, a más de 100 segundos cada uno). John Carlin, (El País hasta que le echaron por un artículo sobre el tema), es el periodista que más habla (277 segundos, sale 14 veces). A ningún periodista no de izquierdas le dan más de 100 segundos. A José Antonio Zarzalejos (antiguo director de ABC y ahora columnista de El Confidencial) le dan 75 segundos; y a Pedro J. Ramírez (antiguo director de El Mundo y ahora director de El Español) le dan 9 segundos. Aparte de eso, no sale nadie de ABC, El Mundo, La Razón, Libertad Digital, Onda Cero, COPE u otros medios de comunicación conservadores. No sale nadie de EFE, Europa Press o Servimedia, ni de RTVE;
De los medios independentistas, salen Ara y Vilaweb: Antoni Bassas (director adjunto de Ara) sale 10 veces durante 166 segundos; Vicent Partal (director de Vilaweb) sale seis veces durante 66 segundos;
Dan la mayoría del tiempo del bloque constitucionalista a Inés Arrimadas (Ciudadanos): 330 segundos (vs. los 251 de Josep Borrell, PSOE, o los 242 de Jorge Moragas, PP). Dentro del bloque constitucionalista, sin embargo, al contrario de lo que ocurre en el bloque separatista, la división del tiempo entre PP, PSOE y Ciudadanos es mucho más equitativo: El PP sale 33 veces, el PSOE 28, y Ciudadanos 33. Al PP le dan 485 segundos, al PSOE 428 y a Ciudadanos 430.
Al Rey, a Mariano Rajoy y a los ministros del PP les usan como antagonistas de los separatistas: salen para anunciar el referéndum es ilegal, para anunciar que no va a ocurrir, para anunciar que no ocurrió, para anunciar el 155, para disolver el parlamento catalán, para imponer elecciones autonómicas, para defender a TVE, para sugerir que las imágenes del 1 de octubre eran falsas, para declarar que las autoridades catalanas han actuado de manera inconstitucional o para “españolizar” a los niños catalanes;
Dan 123 segundos a los "agentes de policía" en el bloque constitucionalista: también hacen de antagonistas, y participan de cuatro maneras: gritando “a por por ellos, oé”, derribando puertas a mazazos en los colegios electorales, golpeando a los separatistas con porras o—en dos segmentos del documental—retirándose en grupos o en furgonetas tras rechazar “exitosamente” las multitudes separatistas su embiste, al canto de "asesinos, asesinos, asesinos"; los Mossos, con el papel fundamental que tuvieron durante la crisis, no salen, nada.
Se culpa a muchos, pero no a Carles Puigdemont: según qué momento del documental, se echa la culpa a Esquerra, al Rey, al PP, a Mariano Rajoy, a los policías o guardias civiles, al estado español, a Europa, al sistema mundial, o a la crisis financiera;
Exculpan a los Jordis: en el minuto que dedica Dos Cataluñas a lo que pasó el 20 de septiembre en Barcelona con Jordi Cuixart (Omnium) y Jordi Sánchez (ANC), todos los mensajes sirven para decir que no son culpables de la sedición de la que se les acusa. Las imágenes son de Sánchez, “os pedimos siempre una actitud no violenta”, y Cuixart, “disolvamos esta concentración”, y luego sale Ignacio Escolar (El Diario), “la violencia es contra las personas, no contra los coches de la Guardia Civil”, y Argelia Queralt (Agenda Pública), “no se dan los elementos para poder hablar de rebelión y sedición”. Ni rastro de las extensísimas descripciones de los hechos que contienen los autos judiciales de la Audiencia Nacional o del Tribunal Supremo;
Barcelona es el único lugar de Cataluña: aparte de unos segundos de hemeroteca de los acontecimientos de octubre del año pasado que son de otros pueblos—si recuerdas que lo son—no hay planos de otras ciudades u otros pueblos de ningún otro lugar en Cataluña. Barcelona al atardecer, Barcelona al amanecer, Barcelona y el mar, los barrios de Barcelona, calles de Barcelona, de compras en Barcelona, Barcelona desde los coches. Todo Barcelona;
Los datos independientes y la verificación de datos están casi ausentes: hay algunas imágenes de hemeroteca que incluyen algún elemento visual, hay un gráfico que muestra un resultado de Metroscopia con una división del 46% tanto para separatistas como para constitucionalistas, y hay algunas pantallas con un texto con algún dato, pero sin fuente. El programa no hace casi nada para indicar a los espectadores si se ha intentado contrastar o verificar la información expresada por los políticos y comentaristas (ejemplos: el déficit de 16.500 millones con Madrid, los 800 heridos del 1-O, los resultados de la votación, la cantidad de empresas que se fueron, etc.). No hay mapas, ni de Cataluña ni de España;
Faltan muchos elementos relevantes para explicar bien lo que ha pasado: magistrados y/o fiscales (salvo Maza en su momento antagonista de la hemeroteca), el Tribunal Supremo, el Tribunal Constitucional, Madrid, el resto de España y los demás españoles (salvo los elementos antagónicos ya mencionados), otros lugares en Cataluña que no son Barcelona, Artur Mas, CiU, Jordi Pujol, el 3%, los acontecimientos anteriores a 2012, Cataluña durante la Transición, la situación política en Cataluña después del 15M, los planes y documentos estratégicos de los separatistas, los hechos esclarecedores ofrecidos por las múltiples investigaciones judiciales abiertas desde octubre del año pasado, los Mossos, Trapero, cómo Puigdemont presumía públicamente de su desobediencia frente a las múltiples y reiteradas órdenes judiciales, cómo rodearon las comisarías y los hoteles donde se alojaban los agentes, la abundancia de advertencias y notificaciones que recibieron de los tribunales y del Gobierno central, y un larguísimo etcétera si nos ponemos.
Mientras los puntos de vista no separatistas sí se expresan durante el documental, un análisis de los tiempos, la estructura, los elementos visuales y los hechos presentes en Dos Cataluñas apuntan claramente hacia una narrativa favorable a la independencia.