Carlos Alsina ha conseguido esta mañana sacarle media respuesta al líder del PP, Feijóo, sobre la cuestión del reto de los seis debates que Sánchez puso encima de la mes ayer: Feijóo ha concedido que habrá “un cara a cara entre el Sr. Sánchez y yo”. Uno. Permitir uno es más que permitir ninguno pero aún queda lejos del gran desafío socialista. El líder popular aún parece débil y cobarde. ¿Quién huye de los debates en democracia durante una campaña electoral? ¿Por qué no aceptar las seis contiendas con ganas y subirle la apuesta a Sánchez para ver si se echa para atrás? Te cojo tus seis debates y te subo la ubicación: deben tener lugar en plazas públicas por toda España, o en estadios de fútbol llenos de votantes. El PP sabe que a Sánchez le abuchean y le silban mucho en la calle: “no puede salir a la calle, pero eso no es problema mío”, ha dicho Feijóo. Devolvería el aprieto a Sánchez y el líder popular quedaría mientras como el demócrata más fuerte.
Seis semanas de puñetazos retóricos polarizados agotarían quizás a los votantes pero generaría enormes expectativas mediáticas cada semana y es cierto que en juego están los próximos cuatro años de la vida política nacional, así que es difícil argumentar que la idea es mala. El PSOE ha emitido un comunicado en el que asegura que Sánchez ha "aceptado" los seis debates con Feijóo, después de que él mismo propusiera la idea, y que el partido ya había enviado cartas en ese sentido a cuatro medios de comunicación y al PP. “¿Aceptan o se esconden de ese debate”, se preguntaba esta mañana en la tele la portavoz socialista, Pilar Alegría. Su partido estaba ya preparado para los debates, añadió: "queremos participar, queremos explicarnos, queremos contrastar ideas y proyectos".
“La propuesta se inscribe en la escalada plebiscitaria en la que Sánchez se ha sumido desde el adelanto electoral tras la debacle del 28-M, de la que no ha hecho autocrítica alguna”, escriben en El Mundo. “La volatilidad del criterio de Sánchez no es estrictamente novedosa pero, en esta ocasión, se hace evidente que la solicitud no responde tanto a un prurito democrático como a una apuesta táctica en la que se considera ganador”, opina el ABC. Si uno de los participantes en una contienda supera al otro en táctica y operaciones, quizás no dará tiempo a que las grandes estrategias y los valores políticos ganen, digo yo.
Durante su entrevista en la radio, Feijóo resumió su manifiesto electoral en “derogar el sanchismo”. Si bien no ha sido muy específico a la hora de explicar lo que significaría eso, sí ha dicho que un nuevo gobierno popular tirarìa a la basura de la nueva ley trans en España, que sólo se aprobó en febrero: "Es más fácil cambiar legalmente de sexo que sacarse el carné de conducir", ha dicho. Con eso gana votos en la derecha. “Feijóo dice que derogará la Ley Trans y eliminará el Ministerio de Igualdad”, ha contestado Irene Montero (Podemos) en Twitter : “no es solo una reacción al Gobierno de Coalición, es un nuevo intento de disciplinar al movimiento feminista y LGTBI que está a la vanguardia del avance de derechos en todo el mundo”.
En lo que queda de Ciudadanos, Edmundo Bal todavía está muy cabreado con la decisión de no presentarse a las elecciones generales y sugiere que la dirección del partido dimita y que se revoque la decisión porque todavía están a tiempo de intentarlo. “O sea, están reconociendo que el partido que gestionan es inviable y se acaban de meter un batacazo electoral de la leche” ha dicho en The Objective: “y siguen diciendo que no dimiten, que van a organizar una enésima convención para rearmarte ideológicamente. No somos tontos, no somos idiotas".
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