¿Feijóo ya ha amansado a Abascal?
(25/08/2022) ¿Para qué votar a Vox si el PP de Feijóo parece ser el caballo ganador en los sondeos para echar a Sánchez? ¿Aprenderán la lección de Podemos y Ciudadanos?
Iba a escribir algo sobre los debates sobre la energía y la seguridad social en el Congreso, que ha tenido una sesión veraniega hoy, pero han sido las mismas posturas partidistas ideológicas de siempre, en su mayoría leídas desde la tribuna por diputados de segunda que nadie en España conoce y a quienes les ha costado leer sus comentarios escritos sin balbucear y titubear. El Gobierno ha ganado la votación, como se prevía, porque los debates en el Congreso nunca cambian el resultado que los partidos han acordado antes de entrar todos en la cámara. Mucho más interesantes, tras los comentarios sobre Ciudadanos el otro día, es lo que ha dicho Abascal.
"La relación con el Partido Popular y con Alberto Nuñez Feijóo está absolutamente normalizada por parte de Vox", ha dicho Abascal en el Congreso: "y no tengo ninguna duda de que será en el futuro una relación normal y fluida con otro representante político. Nosotros no tenemos ninguna duda de que hay que construir una alternativa para echar a Pedro Sánchez y confiamos en que el Partido Popular tampoco tenga duda".
Los sondeos desde la operación interna de los barones del PP para quitar a Casado y poner a Feijóo son claramente favorables a Feijóo frente al PSOE de Pedro Sánchez pero también muestran una clara tendencia de mayor voto al PP frente a una reducción del voto a Vox a la derecha. En los últimos 10 años, los votantes españoles ya han visto aparecer con promesas revolucionarios o reformistas a dos partidos, Podemos y Ciudadanos, y los dos están ya en claro declive tras aceptar ser el socio minoritario en coalición con los partidos mayores y sin haber revolucionado o reformado mucho, sus líderes antaño energéticos ya vencidos en casita.
¿La lección política más obvia no es no aspirar a ser en ningún caso el socio minoritario en un gobierno de coalición?
En el caso de Vox, la retórica que ha acompañado al auge del partido en los últimos cuatro años ha sido una imagen de fortaleza frente a quienes pintan de antagonistas en sus discursos: fortaleza frente a los separatistas catalanes, fortaleza frente a los inmigrantes africanos, fortaleza frente a la "derechita cobarde" del PP de Casado. Los fuertes salvarán al Reino y a los españoles frente a los enemigos de la Nación, sean quienes sean y vengan de dónde vengan, si puede ser a caballo, fumando puros y con música épica de fondo para el vídeo en Twitter.
En el mundo real, todos hemos vivido la pandemia del Covid, todos estamos sufriendo una inflación del 11% y este invierno promete ser durísimo a nivel económico para todos. Tal vez los votantes de derecha prefieran manos más seguras, algo menos polarizado, o algo más aparentemente competente a nivel de gestión para goberanar el país durante los próximos años.
Vox se ha enmarcado como la derecha auténtica en esta segunda década del Siglo XXI, y no olvidemos que su auge empezó con la bolsa considerable de votantes de derecha descontentos con el PP de Rajoy, allá por el 2014, por la cuestión de los valores, las víctimas de ETA y el aborto. O tal vez podríamos irnos al discurso de Rajoy en Valencia en el 2008, que si se querían marchar los liberales y los conservadores, que se fueran. Ahora parece que con Feijóo, y Ayuso en Madrid, y Moreno en Andalucía, dan señales de volver.
Sea cual sea la referencia histórica, la pregunta en 2022 para 2023 es: ¿cómo se puede ir de derecha auténtica, real, fuerte frente a los enemigos de la Nación y a un Partido Popular que ya no lo es y a la vez anunciar, antes de empezar la gran contienda electoral del 2023, que, bueno, si eso, nos llevaremos bien porque hay que echar a Sánchez? ¿El votante de derechas no escucha ese mensaje y decide votar directamente al PP de Feijóo para darle más mayoría y dejarle gobernar de formar más conservador?
Veo un problema estratégico mayor para Vox.