"Hay una verdad que he aprendido”, dijo ayer Felipe González (PSOE, Presdiente del Gobierno, 1982-1996) en la presentación de una campaña del Partido Socialista, 40 años de democracia, 40 años de progreso, acompañado de Zapatero (2004-2011) y Pedro Sánchez (2018-): “en democracia, la verdad es lo que los ciudadanos creen que es verdad […] al final, esa verdad, que es lo que creen los ciudadanos, se traduce en decisiones de voto y esas decisiones de voto nos llevan o nos alejan del poder”. Acaba de explicar todo el juego.
Dos más dos no necesariamente suman cuatro en la cabeza de los políticos. Según. Si los votantes creen que suman cinco o siete, y esa creencia y esos votos me llevan al poder, diré con una sonrisa que dos más dos suman doscientos treinta y ocho. Porque las creencias son manipulables y yo mismo las puedo manipular para mi tribu, con mis discursos y tuits y las presentaciones de mi programa e ideas en los medios afines a mi partido, repetidos con frecuencia en los telediarios que yo controlo.
Si huelo que 2 + 2 = 238 podría ganarme más votos de más votantes oveja estúpidos que no se enteran de lo que estoy haciendo, yo mismo anunciaré el próximo domingo en el mítin que esa es la respuesta y se convertirá en doctrina del partido y todos aplaudirán con fervor. Los socialistas de bien creerán que eso es así, será parte de nuestra identidad tribal, defendida en las trincheras ideológicas contra los demás partidos que sugieran como herejes que la respuesta real es cuatro, y por muchos informes que saquen “los expertos”.
Para el día de las elecciones, serás un fanático extremista del 238.
Y si no hay verdad fehaciente de nada, si todo es manipuble, ¿qué más da lo que yo o mis ministros digan sobre el asunto que sea? El tema es que los se lo crean los votantes. Y si son tan fácilmente manipulables, como acabo de explicar al país con mi enorme experiencia en estos asuntos, no se van a enterar de cómo hicimos desaparecer 680 millones en Andalucía o de la diferencia esotérica entre la deuda “según el protocolo de déficit excesivo” o “pasivos en circulación” en el aburrido pdf del Banco de España. Billones de euros que hemos gastado durante décadas cuando no los teníamos. No hay problema. Haremos creer a la gente que no son reales.
Esta verdad lo saben los políticos de todos los partidos.