La moción de censura de Vox: Día 1
El candidato a Presidente, con sus 89 años, ha logrado no quedarse dormido en el escaño. Prestad más atención a la evolución de Yolanda Díaz (Sumar, comunista).
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Bueno, arranquemos de nuevo. He estado traduciendo una novela este último mes, envuelto en unas 130.000 palabras de ciencia ficción y viajes en el tiempo. Gracias por su paciencia. Ha sido una sopresa refrescante tomarme un descanso de Twitter y las noticias durante unas semanas e imaginar otros mundos. Desgraciadamente, veo que la avalancha de insultos y desprecio continúa en cuanto escribo casi cualquier cosa allí.
Ese modelo de periodismo, información y conversación, que funcionó tan bien y nos sirvió a todos durante una década de convulsos acontecimientos mundiales, parece haber desaparecido, a pesar de que la página en sí sigue ahí bajo el mando de Musk. Es una pena pero la vida es demasiado corta para soportar tanta negatividad todo el rato.
Quizás haya algo que hacer con artículos y reportajes más extensos y fotos y vídeos y demás aquí en el Substack. Exploraré esa posibilidad poco a poco durante el resto del año. Mientras tanto, sí que habéis demostrado en los últimos meses que valoráis un análisis medio decente aquí de lo que está pasando con algún tema interesante, en nuestro caso España. Os prometí que seguiría escribiendo sobre las elecciones y la política este año y así lo haré.
Será suficiente con un par de veces a la semana, no todos los días. No siento ninguna motivación en estos momentos para seguir de muy cerca la última hora o las constantes broncas políticas de unos y otros.
Hoy sí ha sucedido algo interesante y objetivamente relevante que merece la pena comentar.
La moción de censura que Vox empezó a promocionar en diciembre se ha puesto en marcha finalmente en el Congreso. A finales de marzo, tres meses más tarde. Serán dos días de debate y luego la votación, que nadie en España cree que tienen posibilidades de ganar. El líder del Partido Popular, Feijóo, ni siquiera se ha molestado en acudir al Congreso a verlo.
El hombre propuesto como Presidente sustituto es Ramón Tamames, un exdiputado del Partido Comunista de la España de la Transición de la década de los setenta a quien Vox de alguna manera ha logrado convencer para participar como candidato “independiente”.
De algún modo ha realizado tamaño cambio ideológico desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha en esos 40 años. Yo creo que se puede apuntar como éxito esta mañana, con sus 89 años, no haberse quedado dormido en el cómodo sillón de cuero del Congreso, desde donde ha leído despacio un discurso escrito preparado de antemano que consistía en una larga lista de quejas sobre lo que pensaba que en general va mal con España. Las sugerencias de políticas para resolver cualquiera de ellas eran más bien ausentes.
Una versión de 30 páginas del discurso se filtró a El Diario la semana pasada y Tamames se enteró mientras le entrevistaban en un poco conocido programa de radio esa noche. Ni siquiera sabía lo que era El Diario. “Es el sitio web de los podemitas”, le informó amablemente el presentador.
Resumiendo una mañana de debate, Vox ha regalado a la izquierda dos días de atención mediática nacional a cambio de nada o incluso de puntos negativos, vistas las burlas y el candidato tambaleante. Pedro Sánchez (PSOE, socialista), y la Vicepresidenta, Yolanda Díaz (Sumar, comunista) han podido argumentar de nuevo que su Gobierno es bueno y que sus ideologías políticas son ganadoras.
Después de divagar él mismo durante casi una hora, Tamames ha interrumpido a Sánchez para protestar ante la Presidenta de la Cámara que Sánchez había tardado una hora y cuarenta minutos en responder todo y que había llegado con 20 páginas de réplicas llenas de ideología y políticas socialistas que nada tenían que ver con lo que había mencionado Tamames. Batet le ha reprendido por interrumpir y ha permitido que Sánchez siguiera hablando de Sánchez y de lo grande que era el Gobierno de Sánchez en comparación con el Gobierno anterior del Partido Popular de Rajoy antes de la pandemia.
Vox no siquiera parecía haber ideado un plan para beneficiarse electoralmente de la operación en la derecha. ¿Cuántos votantes del PP están pensando esta noche en pasarse a votarle a Abascal en vez de a Feijóo? Yo diría que muy pocos después de la monotonía preparada y poco espontánea de la mañana.
Abascal (Vox) ha arrancado tratando de convencer a todos de que todo era "muy serio" a pesar de que todos llevaban un par de semanas burlándose del tema, y que Sánchez era un Presidente que ya apestaba en la nevera política por caducado. Sánchez parecía hacer de “Robin Hood cuando nunca ha dejado de ser el Sheriff de Nottingham”. Minutos después de relacionar a los inmigrantes con criminales y violadores en su retórica habitual, Abascal se ha quejado de que las feministas, los comunistas y los socialistas “no tienen derecho a criminalizar a todos los hombres en España” por violadores. Ha intentado criticar al PP por no acudir realmente al debate y por convertirse en el partido socialdemócrata que necesita el país a la vez que ha intentado a medias convencerles a votar por Tamames.
Sánchez ha contestado que Abascal se escondía detrás del excomunista de 89 años, que había fallado en su anterior moción de censura y que si seguía ahí después de las siguientes elecciones generales, quizás no tendría diputados de Vox suficiente como para intentarlo de nuevo. Ha calificado a Abascal de cobarde o al menos de evasor, “es lo que cabe esperar de alguien que exalta los valores militares pero se escaquea de hacer la mili” y se ha preguntado “¿para qué sirve Vox?”, asegurando a quien escuchaba que le costaba recordar una sola medida de la extrema derecha para mejorar la convivencia entre españoles estos últimos años, mientras sembraban “en todas partes odio”.
El Presidente ha dicho que el modelo de Vox para España rechaza la ciencia, el cambio climático, Europa, la violencia de género, el feminismo, la pobreza infantil, el sistema de gobiernos autonómicos y las diferentes lenguas oficiales reconocidas por la Constitución. La ultraderecha ofrece “un modo de vida bajo ese eufemismo de una cultura dominante que remite a los momentos más tenebrosos del Siglo XX, un país que reniega de su memoria democrática y que honra a los mausoleos de la dictadura levantados con mano de obra esclava a mayor gloria del tirano”.
Abascal ha dicho que “No voy a poder contestar a todas las mentiras que ha dicho Ud”. Tamames, a pesar de que la Presidenta le haya reprendido por interrumpir, no se ha equivocado en su apreciación del tiempo que ha empleado Sánchez en alabarse a si mismo y a su Gobierno. Así funcionan las reglas del fútbol parlamentario.
La Vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz (Sumar, comunista) ha respondido con lo que a mí me ha parecido el discurso político más inteligente del día. Una mujer moderna, educada, poderosa, respondiendo con cortesía y respeto en el 2023 a un anciano economista y político de otra época, pero aprovechando la oportunidad para enmarcarse a sí misma y a su visión ideológica de cómo gobernar España de una manera—espérense—presidencialista. Ha hablado con cierta elocuencia, tanto retórica como intelectualmente, sobre el imperativo constitucional, económico y humano de fortalecer el estado de bienestar para todos y de cómo cree que el actual gobierno de coalición de izquierdas del que forma parte ha logrado eso hasta cierto punto durante los últimos años de la legislatura y especialmente durante la pandemia del Covid.
Los votantes, por supuesto, estarán más de acuerdo o en desacuerdo según en qué lado de la política ya se encuentran y sobre los diferentes aspectos ideológicos o políticos, pero de la misma manera que me ha parecido que los votantes de derechas no se irán esta noche a Vox desde el PP, tras la actuación de hoy, los votantes de izquierdas, incluso quizás del PSOE, y especialmente las mujeres, sí podrían estar pensando esta noche en votar a Sumar tras escuchar a Díaz. No hace mucho que se hablaba de que Isabel Díaz Ayuso (PP, Madrid) podría convertirse algún día en la primera Presidenta del Gobierno de España, pero ¿habría un escenario con sorpresa desde la extrema izquierda ahí? Probable no es, dada la naturaleza inconexa de la política nacional y del estado actual de los sondeos, pero viendo cómo ha evolucionado Díaz en este último año, tampoco es del todo inverosímil.
Gracias por leer.
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