La tuiterización tribal del Congreso
💰🔊 “Si queremos que una sociedad se respete, debemos respetarnos entre nosotros”, dijo Batet anoche. Actualmente, no parece ser el caso, y va a peor.
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Estas cosas vuelan a veces. Empezó el martes en Zaragoza. Carmen Herrarte, la consejera de Economía de Ciudadanos dijo durante una comisión, en referencia a la Ministra de Igualdad, Irene Montero, que “están donde están porque las ha fecundado el macho alfa, por eso son ministras”. Luego salió a pedir perdón. Parecía algo que diría alguien de Vox, no de Ciudadanos.
Ayer en el Congreso, a nivel nacional, en la primera plaza política del Reino, Vox no pudo resistir la tentación, ya con la Ministra sentada delante en el banco azul. “El único mérito que tiene Ud. es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”, le espetó una diputada de Vox, Carla Toscano. Montero, emocional, pidió que no se borrara la frase del diario de sesiones: “Las feministas y las demócratas somos más y les vamos a parar los pies a esta banda de fascistas con más derechos”, dijo.
Vox intentó defenderse. "Los que han cometido violencia y están condenados por ello son los que van a ser liberados”, dijo el portavoz del grupo, Espinosa de los Monteros: “pederastas, violadores liberados por Podemos y por el PSOE”. Hubo varios minutos de griterío, insultos mutuos y golpes tribales en las bancadas.
La Presidenta del Congreso, Batet, les echó la bronca a todos por ser representantes de todos los españoles, que pensaran todos en las imágenes que acaban de crear y en lo que los ciudadanos están viendo: “si queremos que una sociedad se respete, debemos respetarnos entre nosotros”, dijo.
La ex diputada de Vox en el Congreso, Macarena Olona, explusada del partido después del verano, hizo la lectura correcta del repentino cambio del momento político: “Esta noche, Irene Montero está de celebración. Tendría que haber sido reprobada. Ha salido a hombros del Congreso. Como víctima”.
Efectivamente, mientras hace dos días, Sánchez se jactaba de nuevo del Gobierno con más mujeres de Europa pero sin nombrar a su Ministra de Igualdad, por aquello de promover una ley que daba menos tiempo de cárcel a violadores ya condenados, anoche el Presidente del Gobierno tuiteaba “todo mi apoyo” a Montero, “estamos juntos contra la violencia machista”. Que se hubiera visto eso así en el Congreso le parecía “intolerable”. Hoy le ha parecido “lo peor de la política” y ha reivindicado “la convivencia frente al griterío de los que no ofrecen nada más salvo insultar”.
Ahora Podemos no es ajeno a las arengas populistas y vengativas a sus enemigos políticos, y no es que las declaraciones del Presidente del Gobierno duren mucho tiempo habitualmente si él cree que le interesa políticamente hacer otra cosa, pero en los últimos 10 años hemos visto una ola de populismo con diferentes objetivos ideológicos en la política occidental.
Podemos a la izquierda, luego Trump, MAGA, Brexit, el separatismo catalán y ahora, a la derecha en España, Vox. Todo ello retransmitido y tuiteado en directo. Ese entorno mediático, de hecho, ha sido parte del problema, con políticos en todas partes tratando de pronunciar el siguiente exabrupto más escandaloso para captar los próximos 10 minutos del nuevo ciclo mediático. Los diputados saben que les estamos viendo en directo durante las sesiones y tuitean sus momentos favoritos al mismo tiempo.
Así que lo que vimos en el Congreso ayer por la tarde no es más que la continuada tuiterización tribal de la política. Pero como todo el mundo sabe, o debería saber, de Twitter, los insultos personales repugnantes pueden emocionar durante unos minutos a cuatro descerebrados, pero así no haces ningún amigo. Simplemente los que están mirando piensan que eres tonto. No veo señales de que esta tendencia decaiga en España antes de todas las elecciones muy polarizadas del año que viene.