¿Los separatistas catalanes están dispuestos a emplear la violencia?
(12/12/2018) Huelga de hambre, sabotaje, violencia revolucionaria y protestas callejeras desenfrenadas
(Original publicado: 12/12/2018)
En 1991, Eslovenia libró una guerra de 10 días contra Serbia por su independencia cuando empezaba a desintegrarse Yugoslavia. Las banderas fueron bajadas, los tanques quemados, las bases rodeadas y helicópteros derribados. Las “estimaciones aproximadas” sugieren unos 75 muertos y más de 320 heridos. El Presidente de Cataluña, Quim Torra, ha dicho este fin de semana que la "vía eslovena", que él caracterizó como “libertad”, sería el camino adecuado para la comunidad autónoma en 2018: "Los eslovenos decidieron seguir adelante con todas las consecuencias. Hagamos como ellos y estemos dispuestos a todo para vivir libres".
La Alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, tildó las declaraciones de "una grave irresponsabilidad". Han aparecido rápidamente columnas advirtiendo contra tal locura. En ABC, Hermann Tertsch, quien estuvo allí en 1991 "en el lugar en que comenzó a aplicarse la ‘vía eslovena’”, recordó que el primer efecto fue "aquellos cadáveres humeantes de seis reclutas del ejército yugoslavo JNA carbonizados en el interior del blindado de ruedas (BMR). Uno había logrado abrir la puerta, pero ninguno consiguió salir. Les habían alcanzado con un lanzagranadas miembros de la Defensa Territorial eslovena”. En El Mundo, David Gistau comenzó su artículo con “lo que necesita Torra es que alguien lo lleve a ver un muerto".
También este el fin de semana, los CDR (“Comités de Defensa de la República”), ocupados con el corte de la AP-7 en Cataluña y con levantar los peajes, han pasado por una transformación aún más radical, al menos en sus canales de Telegram, con el nacimiento de los GAAR (“Grupos Autónomos de Acciones Rápidas”). Su primer comunicado en pdf, al estilo de los grupos terroristas revolucionarios del siglo XX, con logotipo de estrella roja y negra y todo, prometía “boicot y sabotaje”, lo cual implica que piensan romper cosas, porque “votamos por la independencia, no el gobierno autonómico”. La lista de cosas que piensan sabotear incluye “los turismos y las carreteras, las vías de tren, metro y tranvía, las zonas industriales, las fuerzas de orden (la policía) [y] las comunicaciones por cableado”. Han dicho que comenzarán sus acciones revolucionarias el 21 de diciembre “y sólo cesarán el día que la República Catalana sea proclamada”.
También clamaba por un poco de violencia revolucionaria, en YouTube y Facebook, un tal Fredi Bentenachs, miembro fundador de Terra Lliure, el extinto grupo terrorista separatista marxista catalán de los años setenta y ochenta. El 21 de diciembre, Moncloa piensa celebrar un Consejo de Ministros en Barcelona. Los separatistas piensan interrumpirlo. El Ministro de Fomento, José Luis Ábalos, sugirió el martes por la mañana que el Gobierno podría no seguir adelante con el plan.
Ábalos escribió una de las tres cartas que el gobierno central envió al ejecutivo regional el lunes por la noche, ordenándoles que restablecieran el orden en los Mossos de manera inmediata, y que hicieran cumplir la ley en la comunidad autónoma. Los acontecimientos concretos que han llevado al envío de cartas son las manifestaciones en las autovías este fin de semana. El Ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, señaló en su misiva que los Mossos no habían hecho nada para detener a los manifestantes. Un video mostró incluso cómo dos o tres agentes, en vez de garantizar los derechos de todos y la seguridad vial, les preguntaban amablemente si no les importaba echarse a un lado un momento. Los jueces que investigan la crisis separatista del año pasado han sido muy conscientes en sus autos de la posible amenaza que representan los 17.000 agentes armados si responden a las órdenes de los líderes separatistas y no a los tribunales.
Esta vez, además de la habitual barricada de neumáticos y ramas, los CDR arrancaron una sección de la barrera de la autopista de manera muy temeraria, y la dejaron en mitad de la vía. Un camión que transportaba materiales peligrosos se atascó en ella. Los conductores, hartos ya de todo, casi llegaron a las manos con los separatistas, tras empezar a quitar las ramas muertas de la barricada. Y ha aparecido otro video de vecinos de un pueblo catalán casi llegando a las manos por los lazos amarillas.
En la cárcel de Lledoners, cuatro de los nueve líderes separatistas en prisión provisional dicen que han empezado una huelga de hambre. Su portavoz me dijo el lunes que habían perdido entre tres y siete kilos cada uno, después de siete a diez días de huelga. Quieren que el Tribunal Constitucional escuche sus recursos para poder recurrir si eso a los tribunales europeos. Las huelgas de hambre de Gandhi duraron hasta los 21 días; Bobby Sands y los otros nueve republicanos irlandeses que murieron en 1981 duraron entre 46 y 73 días. La portavoz dijo que esperaba que no tuviera que contarle al mundo ese desenlace en esta ocasión pero que los cuatro no han establecido ninguna fecha límite para su protesta en la cárcel.
Así que la pregunta para Cataluña, y para España, de nuevo va de retórica y realidad. Evidentemente, la crisis del año pasado no se resolvió con la aplicación temporal del Artículo 155. Igual que Carles Puigdemont representaba una opción de liderazgo nacionalista más intransigente en comparación con Artur Mas, Quim Torra, quien defiende la violencia callejera radical y ahora sugiere de manera no muy sutil que aún más agresividad podría ser el camino, representa un paso más hacia la revolución. Muchas voces separatistas radicales sugieren la misma opción, violencia o revuelta, al mismo tiempo. Además de ser profundamente irresponsable, queda por ver cuántos seguidores responderán al clarín independentista y llegarán a la conclusión de que ha llegado el momento de plantarse y empezar a romper cosas y hacer daño a las personas. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar algunos separatistas?