Sánchez, Puigdemont y la sedición
¿Hasta dónde intentará Sánchez mantenerse en el poder antes de las elecciones generales el año que viene? ¿Presentará la oposición una moción de censura?
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Pedro Sánchez anunció anoche en la televisión que su Gobierno llevará al Congreso la reforma penal para tratar de cambiar el delito de “sedición” por el de “desórdenes públicos agravados”, con penas máximas de cárcel menores que las actuales, lo cual probablemente beneficiará a los separatistas catalanes, de cuyos votos en el parlamento aún depende su Gobierno de coalición, aunque ya hay una sugerencia de que los fiscales del Supremo podrían pedir más tiempo en la cárcel, por rebelión, no menos, si Sánchez logra que se apruebe su reforma de la sedición.
“Creo que va a ser una iniciativa que ayude a distender la situación en Cataluña”, dijo: “y superar este contencioso que heredé y del que nunca he rehuido”. Insistió en que Puigdemont, que sigue en Bélgica tras huir en 2017, tendría que enfrentarse a los tribunales si regresa algún día.
El Presidente catalán, Pere Aragonès (Esquerra), parecía satisfecho con la medida: "Hemos llegado a un acuerdo con el Estado para eliminar el principal delito que sufrieron los presos políticos por convocar el referéndum del 1-O". Puigdemont tuiteó que desconfiaba del Presidente del Gobierno: “Los ‘anuncios de Sánchez’ nunca son lo que parecen”.
La oposición reaccionó rápidamente. Abascal tuiteó anoche una sola palabra, “Traidor”, y hoy ha descrito a un Presidente “ilegítimo y autocrático”, su gobierno una “amenaza extremista” a la libertad, la seguridad y la prosperidad. Ha recordado la moción de censura que presentó Vox hace dos años, y ha anunciado una rueda de prensa para el lunes a las 14.00 horas. ¿Anunciará otra?
La líder de Ciudadanos, Arrimadas, exigió al Partido Popular (PP) que lo haga de inmediato: “La reforma del Código Penal al gusto de los golpistas es de tal magnitud que el PP debería presentar una moción de censura inmediatamente”.
El líder del PP, Feijóo, anunció el viernes por la noche que Sánchez reformaba la sedición “únicamente a cambio de su supervivencia política”, y que lo hacía bajo el “chantaje independentista” con tal de “desarmar la Nación”.
“¿En qué principio democrático se apoya reformar el Código Penal de una Nación a la medida exacta de personas con nombres y apellidos concretos?”, se preguntó: “¿En qué otro país democrático se tocaría la sedición de la mano de los sediciosos? ”.
No anunció una moción de censura a Sánchez pero dijo que desharía cualquier cambio realizado ahora si saliera elegido en las próximas elecciones. La “sedición” según el código penal español (artículo 544) no es un emocionante juego de capa y espada del siglo XVII para derrocar a un rey autoritario, sino un ejercicio bastante más mundano de usar la fuerza u otros medios no legales para impedir que la policía u otros funcionarios públicos ejecuten órdenes oficiales o de los tribunales.
"Desórdenes públicos agravados" se parece mucho a lo que me dijeron los expertos británicos en 2017 cuando pregunté cuáles podrían ser los delitos en el Reino Unido por las acciones que los separatistas catalanes llevaron a cabo antes de su declaración de independencia: obstacluizar a un agente de la autoridad, quebrantamiento del orden público, riña, desórdenes violentos y disturbios.
Durante la última campaña para las elecciones generales, en noviembre de 2019, antes del Covid, Sánchez prometió traer de vuelta a Puigdemont a España. ¿Éste es su gran intento antes de las próximas elecciones en 2023?
“Si en octubre del 17 deja de ser un caso de sedición y pasa a ser un caso de desórdenes públicos agravados”, dijo Puigdemont en otro tuit: “no sé ver dónde está la ganancia política de todo. Sí, hay una gran diferencia entre pasar 15 años en prisión a pasar cinco. Pero políticamente estaríamos en el mismo sitio. Veremos”.
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