Tiempo, momentos, tecnología y recuerdos
🔊 Los años 80 quedan ya tan lejos en el tiempo para nuestros hijos como la Segunda Guerra Mundial cuando nuestros padres nos contaban historias entonces. La vida es fugaz.
2023 ya está aquí. Mañana estaremos de vuelta en España para arrancar con el mega año electoral que nos espera. Tendrás la evolución de todo aquí en The Spain Report. El tiempo vuela, ¿verdad? La foto arriba es la casa de mis abuelos cuando éramos niños, donde pasábamos las vacaciones de verano y los fines de semana festivos (sigue leyendo para ver la versión de los años 80). En mi mente, los recuerdos de hace cuarenta años todavía están allí, llenos de color y diversión y familia y juegos y bizcochos y las botas grandes del Abuelo y su Land Rover y la radio—era guardabosques—y la Abuela haciendo pasteles todo el rato y mi tío deambulando por el campo en sus botas de agua con la escopeta. Todavía recuerdo el sonido de los zarapitos en los campos, o los viajes ya de noche para buscar fish & chips para cenar, o el frío absoluto que hacía en invierno si te alejabas de la chimenea de carbón en la sala de estar. Todos hemos vuelto de visita esta Navidad con nuestros hijos y ha sido muy extraño estar allí de nuevo con todos los recuerdos.
Hablando con mi tío, que ahora casi se jubila y que tiene casi el mismo aspecto que mi abuelo (su padre) en mi cabeza, ambos veíamos aún todas esas cosas que pasaban hace 40 años y, por alguna razón, lo recordamos o soleado en verano o con mucho frío en el invierno, todo cubierto de mucha nieve. Los días de lluvia, que en el corazón de Lancashire (norte de Inglaterra) eran la mayoría, no dejaron tanta huella. Nuestros hijos han jugado en el bosque juntos y han mirado con horror las grandes colinas, mojadas de lluvia y con mucho viento, por las que nos hacían subir cuando éramos niños en los días libres para dar un paseo, pero desde la perspectiva de los niños de 10 años o los adolescentes de hoy, en la década de 2020, los años ochenta están ahora tan lejos en el tiempo como lo fue la década de 1940 y la Segunda Guerra Mundial para nosotros cuando teníamos su edad hace cuatro décadas y nuestros padres y abuelos nos contaban historias. Tiempos antiguos, con los dinosaurios y cuando la vida se vivía en blanco y negro sin Internet.
Los niños tenían ganas de salir del frío y volver a sus Xboxes y Switches. Mi abuela, que falleció durante la pandemia a los 99 años, decía que lo que más le maravillaba era poder hablar en directo con sus bisnietos por Skype a 1.000 km de distancia. Todavía recordaba a su padre llevándola a la oficina de correos del pueblo en los años veinte para ver el primer teléfono. En esos 100 años, más o menos, lo que había sido la vida normal para todos en este planeta durante milenios hasta entonces, se ha transformado radicalmente gracias a la ciencia, la tecnología, la medicina y la agricultura. Ni teléfonos ni coches ni aviones había para mis abuelos cuando eran niños pero para los críos de hoy, Internet y los móviles y los aviones baratos para cruzar continentes en cuestión de horas para las vacaciones de Navidad son tan ubicuos y obvios como abrir el grifo para beber agua. Las viejas fotos en blanco y negro, o las fotos en color de la década de 1980, cuando tenías que esperar una semana para ver lo que realmente habías hecho, son preciosos recuerdos familiares o sociales que no existían durante esos milenios y siglos anteriores pero su parecido con la realidad es como los recuerdos que tenemos en nuestras mentes. Sólo podían usar la tecnología que tenían.
El tiempo, los acontecimientos y las vidas son fugaces, tanto para las familias como para las sociedades en su conjunto. No solo los grandes acontecimientos históricos nacionales, sino también los recuerdos familiares. He hablado de la calidad de imagen y del sonido antes en referencia al periodismo y los acontecimientos mayores, pero ¿no sería maravilloso también tener las imágenes en 4K de hoy y una excelente calidad de audio para esos fragmentos de historia familiar? No es solo las imágenes restauradas en YouTube de algunos pocos momentos muy a principios del siglo XX o la fantástica coloración de conocidas fotos históricas. ¿A quién no le gustaría volver a ver esos videos de alta calidad de los momentos favoritos de su infancia y escuchar de nuevo al Abuelo y la Abuela? Deberíamos aprovechar al máximo la tecnología que tenemos en nuestros bolsillos hoy, como periodistas para la sociedad y como padres para nuestras familias, para aprovechar esos momentos breves y pasajeros mientras podamos. Nuestros hijos y las generaciones futuras nos lo agradecerán algún día.
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