¿Montaría Vox una insurrección en España como Trump en EE UU o Bolsonaro en Brasil?
🔊 Abascal está en el equipo mundial MAGA populista de Trump pero, ¿qué haría con los años de retórica contra los separatistas catalanes nacional-populistas?
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Los dioses de la actualidad nos han sonreído. A los pocos minutos de enviarte el artículo de ayer sobre la cuestión de una coalición entre los conservadores y la derecha radical en las elecciones generales este año en España, los partidarios de Bolsonaro en Brasil invadieron y destrozaron elementos del Congreso, de la sede presidencial y del Tribunal Supremo en ese país. Las escenas en Brasilia el 8 de enero de 2023 ofrecieron la repetición de las escenas en Washington DC el 6 de enero de 2021, cuando los partidarios del MAGA de Trump invadieron el edificio del Congreso en EE UU.
En octubre, analizamos la cosmovisión de la nueva derecha radical mundial en sus propias palabras a raíz del congreso internacional que montó Vox aquí en Madrid. Ese mes, Abascal envió “todo mi apoyo” a Bolsonaro en un vídeo previo a las elecciones brasileñas: “lidera la alternativa de los patriotas […] contra el comunismo y el globalismo”. Trump, a su vez, envió a Abascal otro vídeo adulador para ese congreso de Madrid. La pregunta inmediata que surge es: ¿podría la opción nacional-populista de derecha radical MAGA en España, Vox, montar un pollo como el 6 o el 8 de enero en Madrid?
Los líderes políticos demócratas del resto del mundo y del resto de partidos políticos nacionales de España se apresuraron a condenar la nueva insurrección: “Condeno el asalto a la democracia y al traspaso pacífico del poder en Brasil”, dijo Biden en EE UU; “Se deben respetar la voluntad del pueblo brasileño y las instituciones democráticas”, dijo Macron en Francia; “Condeno cualquier intento de socavar la transferencia pacífica del poder y la voluntad democrática del pueblo de Brasil”, dijo Sunak en el Reino Unido.
“La mayor amenaza que pesa sobre la democracia […] es el resurgir de movimientos ultras dispuestos a arrollar con todo”, dijo Sánchez (PSOE, Presidente del Gobierno); “Cuando la derecha extrema no consigue sus objetivos electorales a pesar de las fake news, el odio y la corrupción, ignora la democracia y empiezan los golpes”, dijo Belarra (líder de Podemos, Ministra de Derechos Sociales); “La democracia nunca está garantizada. Por eso es tan importante protegerla de sus enemigos con una legislación a la altura, que castigue duramente a sediciosos golpistas”, dijo Arrimadas (Ciudadanos).
“No se puede ceder ante los populismos y la radicalidad, que intentan socavar el respeto a las instituciones, la democracia y las libertades públicas”, tuiteó Feijóo, el líder del Popular Party anoche, antes de rechazar sólo de boquilla en la COPE esta mañana la idea de una coalición con Vox si se tercia: “Las coaliciones entre el PP y Vox, si se pueden evitar, las evitaré. Creo que es mejor un Gobierno en solitario del PP que uno con Vox”. O sea, hacer, lo haría.
Ni Vox como partido ni Abascal hicieron comentarios públicos anoche. El portavoz europeo, Buxadé, ha querido hablar esta mañana en una rueda de prensa de la inmigración, del medioambientalismo woke y de las conspiranoias mediáticas. Preguntado por la situación en Brasil, contestó con la relativización, tanto de intensidad como de orientación política (¿y la izquierda en otros países, qué?): “Condenamos la violencia, toda la violencia, ejercida contra las instituciones constitucionales democráticas, pero toda la violencia, a diferencia de la izquierda europea y a diferencia de la izquierda especialmente española”.
“La situación en Brasil merece y ha merecido incluso el reproche del propio candidato, Bolsonaro […] A Bolsonaro le votaron 58 millones de brasileños […] condenamos y rechazamos pero no había 58 millones de personas allí”. ¿Vox se refiere a todo lo que pasó ayer en Brasilia, toda la invasión de las instituciones por parte de la turba, o sólo las partes “violentas”, como las palizas al policía a caballo o la destrucción de bienes? ¿Están totalmente en contra de la idea de la invasión populista de las instituciones constitucionales o simplemente en contra de hacerlo de manera violenta?
Finalizó su intervención dando la vuelta a la cuestión para el caso de España: ¿qué haría el Estado si la izquierda se alzara contra el resultado electoral de finales de este año, en caso de ganar la derecha, ahora que el Gobierno socialista-comunista y los separatistas catalanes han derogado la delito de sedición? “Eso es lo que nos tiene que preocupar a los españoles”.
Y ahí radica la paradoja de Vox en el contexto de la política española. Si, hipotéticamente, ocurriera un acontecimiento como el 6 de enero (EE UU) o el 8 de enero (Brasil) en el Congreso o Moncloa en Madrid, y si, hipotéticamente, Vox fuera el partido que animara eso porque ahora forman parte de esa derecha radical populista MAGA mundial con Trump y Bolsonaro, primero tendrían que superar años de su propia oposición y retórica nacionalista contra lo que hicieron Mas, Puigdemont, Junqueras y los separatistas en Cataluña en 2017, y en efecto convertirse en esos nacional-populistas radicales catalanes a nivel nacional.
También es cierto que en el caso español, las primeras protestas populistas masivas, para “rodear el Congreso”, fueron desde la extrema izquierda hace 10 años y siguieron durante los años de las elecciones generales en 2015 y 2016, manifestaciones que canalizaron los años de ira y paro de la crisis financiera y acabaron transformándose en Podemos y en la rebelión de Puigdemont en Cataluña en 2017.
Por último, quizás la juventud de la democracia moderna de España—con recuerdos vivos del golpe de 1981 y del golpe catalán de 2017—juega a su favor, con los políticos de la mayoría de los partidos afirmando constantemente ser más constitucionalistas que el resto. Es difícil imaginar a 5.000 simpatizantes de Vox irrumpiendo en el edificio del Congreso o intentando entrar en Moncloa en el centro de Madrid. En teoría, perderían al instante toda credibilidad mientras el resto del país veía las imágenes en directo en la televisión. Pero supongo que a la gente en Washington el 5 de enero de 2021 y a la gente en Brasil hace dos noches también le resultaba difícil de creer.
Los políticos se comportan de manera hipócrita y cambian su retórica según la situación a menudo. ¿Podría la tendencia ideológica mundial MAGA, mezclada con las tonterías conspiranoicas que hayan surgido de la pandemia, mezclada con algunos eventos más concretos este año electoral en España, bastar para superar años de oposición a los separatistas catalanes y hacer que tal resultado fuera plausible?
Justo antes de Navidad, Abascal despotricaba contra “la ilegitimidad” de Sánchez: “Vox va a seguir trabajando para que podamos censurar en el Congreso de los Diputados a este Gobiern ilegítimo, a este Gobierno que toma decisiones completamente ilegítimas, a este Parlamento que se ha convertido en ilegítimo porque está aplicando unas decisiones y unas políticas con las que no concurrieron a las elecciones, que no estaban en ningún programa electoral, que además son inconstitucionales”.
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MAGA es el ejemplo a seguir, y creo que es ya el momento de que Abascal lidere el movimiento España Grande Otravez, o sea...
EGO