Victoria de la derecha: ¿Feijóo pactará con la extrema derecha a seis meses de las elecciones generales?
Gran fracaso de la izquierda. Desaparece Ciudadanos.
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¿Toca una serie de coaliciones entre los populares y la extrema derecha?
Ciudadanos desaparece. Rivera pudo haber sido Vicepresidente del Gobierno en 2019. Ahora han ido a cero en todos los parlamentos autonómicos y Villacís está fuera del Ayuntamiento de Madrid. Les quedan concejales sueltos dispersos por algunos Ayuntamientos del Reino. Podemos casi desparece. Se ve que soltar a violadores y pederastas de las cárceles antes de tiempo a la vez que venderse como el partido más progresivo y feminista del planeta no es una buena estrategia electoral. Ni sus votantes son tan tontos. El PSOE pierde pero en cantidad de votos, escaños y concejales, aguanta. La incomparencia de Sánchez lo dice todo. Ni un tuit ha puesto el Presidente del Gobierno.
Muertos Ciudadanos y Podemos, el centro y la extrema izquierda más woke, el único partido nuevo a nivel nacional que queda de los últimos diez años de experimentos políticos en España es la derecha radical, Vox, y sale reforzada de la jornada electoral: añade 795.000 votos y 1.165 concejales a nivel municipal y 221.000 votos y 33 escaños a nivel autonómico. Esos votantes han respaldado los discursos y marcos xenófobos de los nacional populistas de Abascal, o al menos no les han importado, y se seguirá normalizando el rechazo “al otro”.
Así que gran victoria para la derecha. En el PP, Feijóo ha hecho lo que Casado no supo hacer pero tampoco tanto como han sabido hacer Ayuso en Madrid o Moreno en Andalucía. ¿Al PP no le iría mejor cambiando al gallego por la madrileña o el andaluz a nivel nacional? Los conservadores recuperaron 1,8 millones de votos, 3.048 concejales y 124 escaños autonómicos.
El PP podrá gobernar sólo en Madrid, La Rioja y Melilla pero si suma con Vox podrían gobernar juntos los conservadores y la extrema derecha en Aragón, Baleares, Cantabria, Extremadura, Murcia, Valencia y Ceuta. Ahora sí no podrá aplazar Feijóo esa decisión sobre qué hacer con esos pactos. Ayuso en Madrid y Moreno en Andalucía han demostrado que su versión renovada del PP es capaz de lograr mayorías sin Vox. La versión de Feijóo, a tenor de los resultados de ayer, no: sólo es capaz de lograr minorías que necesitarán del apoyo de la extrema derecha, tan a menudo una línea roja en otros países europeos. ¿Quiere ser Feijóo Presidente de un Gobierno de coalición con la extrema derecha o preferiría que Moreno o Ayuso intenteran lograr la absoluta a nivel nacional?
¿A Sánchez, a punto de comenzar sus seis meses de presidencia de la Unión Europea desde una posición de fuerte debilidad a nivel interno, tanto en poder como en imagen, se le ocurrirá alguna manera de salvar al PSOE y a la izquierda? ¿Podrá Yolanda Díaz recuperar algo del voto desilusionado en la extrema izquierda con ideas menos locas que las que ha ofrecido Podemos este último año? ¿A Vox le interesa entrar en esos gobiernos regionales con el PP, como el socio pequeño, a seis meses de las elecciones generales, o hacerse el fuerte y pelear todo hasta las urnas en diciembre, porque derechita cobarde de Feijóo y así rasgarán más votos en Navidad?
“Los ciudadanos han castigado de manera categórica la forma de gobernar de Sánchez, marcada por el sectarismo, la mentira institucional y la polarización y por sus alianzas con populistas e independentistas” (El Mundo)
“Los buenos resultados del PP en Madrid, Andalucía y Valencia significan para Feijóo un espaldarazo a su liderazgo nacional y a la vez sitúan al presidente del PP ante la necesidad de fijar un criterio con decisiones políticas relevantes en aquellos lugares donde los votos de Vox son necesarios para gobernar.” (El País)
“En estas elecciones el presidente Sánchez ha arrastrado al PSOE a una derrota que tal vez se podría haber evitado si los barones territoriales hubieran ejercido con responsabilidad su liderazgo y si hubieran confrontado el rumbo insólito de la legislatura.” (ABC)
“La mayoría de los nuevos presidentes autonómicos del PP tendrán que pactar con Vox, que es otro de los grandes vencedores de este 28M. La extrema derecha no solo crece en votos, también lo hará en poder institucional. Y deja más claro que nunca que, sin su apoyo, Alberto Núñez Feijóo nunca podrá gobernar. Para el PSOE, el batacazo es histórico. Y a su izquierda el resultado es aún peor.” (El Diario)
“Cuando la derrota llega en tantos lugares y circunstancias distintas, cuando afecta a perfiles tan diferentes como Puig, Lambán o Fernández Vara, sólo tiene una explicación: España se ha hartado de este PSOE, de Sánchez, de sus políticas y de sus pactos con terroristas, separatistas y todo tipo de delincuentes.” (Libertad Digital)
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Pues mi lectura es que Feijóo no ha sido el gran vencedor de estas elecciones. Ayuso es la gran líder del PP y la que aglutina todo el discurso valiente del PP. El perdedor, sin duda, es Sánchez y sobre todo la izquierda radical (Podemos y todas sus variantes y escisiones) que se han dado un batacazo monumental y que será difícil que se recupere a no ser que se vuelvan a unir bajo unas solas siglas (cosa bastante improbable teniendo en cuenta la idiosincrasia de sus numerosos "líderes"). La guerra entre los diferentes aspirantes a dictadorzuelos de la izquierda radical (por definición) no dará lugar a la sumisión de ninguno de ellos al adversario.
En cuanto a VOX está por ver si cumplirá su promesa de plantarse ante el PP y exija lo que le corresponda en cada caso. Muchos votantes de VOX estarían dispuestos a plantarse ante las exigencias o el ninguneo del PP. Dicen que muchos no perdonarían que dejaran que el PSOE gobernara donde ha sido la lista más votada, pero la mayoría de éstos no han votado a VOX. Ya lo dejó bien claro Abascal antes de las votaciones: "El que quiera votar al PP, que vote al PP", con lo que no tiene ningún compromiso con los votantes del PP y sí con los que han votado a VOX.
P.D.: Hay que dejar bien claro, para los desinformados, que VOX no es un partido de ultraderecha... más bien es un partido centrado en el sentido común, que respeta todas y cada una de las opciones personales, pero que no se mete en la cama de la gente. No es homófobo, ni racista, ni misógino, por mucho que lo repitan los medios de comunicación. Es una piedra en el zapato (y cada vez más grande) de los globalistas y de la ideología perversa de la izquierda.