Vox, el torero, el himno y la cultura
¿Qué entrega realmente el PP a cambio de un poco de poder a corto plazo?
Escribí el año pasado sobre la nueva cosmovisión de extrema derecha de Vox, en sus propias palabras, cuando organizaron aquel encuentro mundial MAGA en Madrid. Como otros movimientos similares en otros países, tienen una visión selectiva, excluyente, simplista y populista de la identidad, la historia y la cultura nacional, y una cierta forma de conceptualizar lo que podríamos llamar el “buen español ideal” contra todos los demás, sean inmigrantes, comunistas, izquierdistas, terroristas y separatistas que hay que combatir y vencer de alguna manera. Vox tiene una manera más épica, romántica y complaciente para el ego de presentar esta idea, que se ve principalmente en Twitter y sus redes sociales, y otra versión local más realista, cursi y vergonzosa que puedes ver si te acercas a ver un mitin de Vox en algún sitio.
El partido de Abascal saltó a la fama gracias al separatismo catalán entre 2017 y 2019 pero han pasado cinco años desplazando la Ventana de Overton mucho más hacia la derecha con una retórica xenófoba contra los inmigrantes o lo que podríamos llamar un enfoque católico muy tradicional hacia la familia y la educación, lo cual contrasta con los excesos ideológicos de las ideas muy progresistas que han promovido desde la extrema izquierda woke, sobre todo en temas transversales clave como los derechos LGBT, la educación de los niños, o el aborto.
La nueva extrema derecha mundial se ha mezclado con una base social del nacional catolicismo de larga duración en España, que tuvo una posición abierta y dominante durante la dictadura de Franco pero que durante la mayor parte del período moderno se ha encajado dentro del Partido Popular. Tenemos la nueva versión española de las guerras culturales. Palabras, imágenes, marcos, ideas y narrativas que se comparten y promueven entre distintos votantes y grupos en una sociedad, encontrando más o menos favor en un momento u otro, y que dan lugar a acciones, hábitos y actitudes que están más en línea con una visión que con la otra, a lo largo del tiempo. Así se normalizan, se aceptan o se vuelven a introducir ideas que antes fueron rechazadas o olvidadas. Las ideas también se vuelven más institucionalizadas—en términos de poder real en el gobierno, además de una mayor atención mediática—a medida que la bola de nieve de la atención y de los medios y de las redes sigue rodando.
Así que en absoluto hay nada inocente o irrelevante en que el PP y Vox en Valencia decidan nombrar a un torero como consejero de cultura, o que el PP y Vox en Elche decidan firmar su acuerdo frente a la iglesia en un pueblo, o que Vox en Cataluña exija ahora que los plenos de los ayuntamnientos comiencen con la interpretación del himno nacional. Levante EMV dice que a Vox le han tocado las consejerías “simbólicas” en Valencia (Cultura, Justicia e Interior, y Agricultura) pero que el PP seguirá controlando el 95% del presupuesto.
Mañana, los ayuntamientos de toda España elegirán formalmente a sus nuevos líderes, en función de los resultados de las elecciones municipales del 28 de mayo. El portavoz del PSOE, Gómez de Celis, lo ha calificado como “un sábado negro para la democracia española”. El PP, ha dicho, "ha puesto al pirómano a ciudar de los bosques" en los cerca de 200 municipios donde se prevé un pacto entre el PP y Vox: "serán las políticas más ultraconservadoras las que tengan una influencia directa en la vida de los ciudadanos”. ¿Es correcto que un partido con el 13 o el 14 o el 15% del voto llegue a imponer sus valores culturales más extremos a todos, cuando la mayoría de la gente no les votó, porque el partido de derechas más centrista necesita su apoyo para gobernar? ¿El PP es consciente de lo que hace eso a medio plazo, en detrimento de su propio interés político, a nivel de la retórica y de la psicología electoral?
Las consejerías “simbólicas”, o los ministerios a nivel nacional, permitirán a Vox generar aún más exposición mediática y normalización para su ideología excluyente durante los próximos cuatro años. A España le espera aún más polarización.
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Hola Matthew. Me he ido al enlace de la cosmovisión , cosa que había oído sólo una vez y he quedado fascinado & instruído. Algo apasionante y clarificador , y mucho , sobre lo que no tenía ni idea.
Mil gracias.
Fulgencio